La telemedicina se abre paso: del fin de los microscopios a medir el oxígeno con un reloj
La pandemia ha acelerado el cambio en el sector de la medicina.
Antes de la irrupción de la pandemia, el uso de la telemedicina era algo opcional. Sin embargo, la Covid la convirtió en una necesidad y ha supuesto un cambio en el comportamiento de los pacientes.
“Cuando hablamos del uso de dispositivos para favorecer la salud digital, el primer wearable es el dispositivo móvil. Las grandes empresas tecnológicas y los fabricantes ya incorporan capacidades a los teléfonos que permiten medir determinadas cosas”, ha explicado Pedro Díaz Yuste, CEO de Savia.
El primer dispositivo médico es el móvil, pero no el único. Y es que, tal y como ha explicado Díaz en el ‘II Simposio Observatorio de la Sanidad: Las Lecciones de la Covid-19’, organizado por EL ESPAÑOL e Invertia, ya hay relojes que te miden la saturación de oxígeno en sangre.
La telemedicina se abre paso con la llegada de dispositivos móviles que miden las constantes vitales. Y hará que incluso desaparezcan equipos de diagnóstico. Ángel Blanco, director corporativo de Organización, Procesos y TIC del grupo Quironsalud, ha puesto como ejemplo el dermatoscopio porque ahora “el paciente remite al médico una foto hecha con el móvil”.
Y no solo este equipo desaparecerá, ya lo ha hecho el microscopio: “Los quitamos de algunos de nuestros centros y hoy se diagnostica sin él”.
La pandemia “nos ha introducido ante el mayor cambio en la historia de la medicina y el protagonista de este cambio es el paciente que ahora demanda un servicio”, ha añadido Blanco.
Y eso supone también un cambio en el modelo asistencial. “La primera consulta tiene que ser de inicio de tratamiento y no de petición de pruebas. Hemos comprobado que el 70% de las consultas presenciales son inútiles y hay que acabar con esto”, ha continuado.
Gestión de los datos
La gestión y uso de los datos ha sido otro de los temas que han abordado los ponentes de esta mesa. El CEO de Savia ha recordado que “la tecnología nos permite almacenarlos, utilizarlos y tomar decisiones en tiempo real. Pero nos lo tenemos que tomar en serio porque son datos muy íntimos”.
En este sentido, Díaz Yuste apunta en dos sentidos. Por un lado, la transparencia, es decir, “hacer que el usuario sea consciente de que tipo de información comparte y para qué la usamos”.
Por otro, el control, es decir, que “el paciente tiene que tener muy fácil decir ‘ya no quiero compartir información'”.
Y es que, tal y como ha recordado Blanco, “lo importante con los datos no es lo que sabemos, es lo que hacemos con ello”.
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]