Los dispositivos de Telemedicina ya permiten realizar consultas y diagnósticos a distancia con monitorización de pacientes en tiempo real
La pandemia de la COVID-19 ha acelerado el proceso de digitalización e implantación de herramientas de atención médica a pacientes en remoto. Desde la aplicación del Estado de Alarma, las Teleconsultas durante 2020 se incrementaron en un 153%.
No obstante, pese a que, si bien la Organización Mundial de la Salud ha definido la Telemedicina como «la prestación de servicios de atención médica por todos los profesionales de la salud, mediante el uso de tecnologías de comunicación e intercambio de información válidas, tanto para el diagnóstico, como para el tratamiento o la prevención de enfermedades y lesiones», deberíamos diferenciar entre los servicios de Teleconsulta, en los que tan solo concurre como elemento diferenciador con la cita presencial el uso de medios tecnológicos como la videollamada entre el médico y el paciente, con algo más amplio, como es la Telemedicina, que incluye la prestación de servicios sanitarios como el diagnóstico, tratamiento o prescripción mediante el uso de tecnología. En este sentido, se hace necesario el uso de dispositivos conectados a Internet capaces de monitorizar el estado del usuario y transmitir en tiempo real los datos al profesional sanitario.
El Internet de las Cosas Médicas (IoMT, por sus siglas en inglés, Internet of the Medical Things), es el área de la tecnología que desarrolla instrumentos orientados al ámbito sanitario, como sensores, software de análisis de datos y sistemas de atención médica conectados a Internet, que permiten la realización de pruebas médicas, supervisión y diagnóstico de pacientes que se encuentran a distancia del profesional sanitario.
Aquilino Antuña, director de la empresa especializada en el desarrollo de dispositivos y servicios de telemedicina Comitas eHealth, apunta que la compañía han creado una tecnología en la que llevan más de 20 años trabajando para el Ejército español, al que han ofrecido sus servicios de medicina a distancia en sus misiones en el exterior. Se trata de unidades portátiles de monitorización que, tal como indica el propio Antuña, “incluyen aparatología médica como ecógrafos, oxímetros, electrocardiógrafos y sensores de signos vitales de todo tipo, que pueden ser manejados por personal al que se ha realizado una breve formación y siguiendo las instrucciones del médico, que está a distancia, en el otro extremo, y que recibe la información en tiempo real”. De este modo, el profesional puede emitir su diagnóstico o evaluar la gravedad del paciente.
El director de Comitas considera que ha llegado el momento de que el uso de esta tecnología creada para un uso militar se extienda a un uso civil, distribuyéndose por localidades de zonas rurales de España privadas de un consultorio médico propio debido a los costos económicos que supone, donde con la instalación en dependencias municipales, por ejemplo, de una unidad de dispositivos de Telemedicina, un médico podría pasar consulta desde la distancia a los vecinos de la localidad para emitir un diagnóstico, con monitorización en tiempo real, evitando así desplazamientos innecesarios.
Aquilino Antuña considera que estos dispositivos habrían sido de gran utilidad para descongestionar los servicios sanitarios durante la época de mayor colapso causado por la COVID-19. Tal como indica, “a las unidades móviles se les ha añadido equipos de RAYOS-X. Esto significa que además se puede realizar una placa de tórax”, de modo que se habría podido evitar un flujo de pacientes constante a los hospitales, que han saturado las urgencias, y que se hubiesen podido diagnosticar en remoto.
Según un informe de la consultora Deloitte, el 70% de los españoles hará consultas médicas por videollamada en 2025, de modo que los hospitales quedarán reservados a la realización de tratamientos especializados, atención traumatológica y emergencias.
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