LA MEDICINA DEL FUTURO
Se han expresado millones de frases, escrito infinidad de libros y sentido billones de veces, sobre los cambios de los médicos, a través de la historia hasta la actualidad. En los últimos 50 años el ejercicio de la medicina ha girado hasta de 180 grados, encontrando facetas intermedias dependiendo de las sociedades, los estudios médicos y el entorno en donde ejerce su misión voluntariamente aceptada.
Al interior de las Facultades y Escuelas de medicina debe existir una completa y compleja actividad dinámica que permita abordar la formación de los nuevos médicos que, sin olvidar ni dejar de lado la esencia del ejercicio médico, aborden las temáticas, prácticas y proyecciones de lo que está requiriendo con urgencia la sociedad, con celeridades nunca observadas antes.
A mediados de la década de 1990, indica la época cuando la Universidad de Caldas comenzó con sus experiencias afortunadas en Telemedicina. Los avances en la actual Escuela han sido visibles e importantes, pero ello no reemplazará definitiva y afortunadamente, el encuentro directo del médico con su paciente o su familia. La Telemedicina tiene sus límites, y su uso indiscriminado e inapropiado bordea el incumplimiento con los derechos de los pacientes y niega la esencia del médico.
Las universidades, y sus Escuelas de Salud, han venido adquiriendo tecnología para las prácticas, que no podrán, como se ha repetido incansablemente, reemplazar el paciente. Ricard Valero, de la Universidad de Barcelona, ha expresado: Al final la tecnología no cura, no sabe medicina… se tiene que utilizar de manera correcta para que tenga sentido.
Desde el tiempo antiguo, cuando el que ejercía como médico disponía libremente de todos sus sentidos para examinar a su paciente, hasta cuando fueron apareciendo instrumentos simples como el aparato sencillo de madera utilizado para auscultar, ahora se ha pasado las comunicaciones satelitales en donde la telemetría es y será importante, con o sin el manejo de la inteligencia artificial y sus algoritmos, a lo que se añade la entronizada nanotecnología que va siendo reemplazada por la picotecnología, la femtotecnología y la attotecnología.
Toda la herramienta moderna ayuda a identificar datos de un paciente lejano, mucho o poco, para realizar diagnósticos médicos. El médico es insustituible pero otros profesionales no médicos pueden ayudar, como quienes han hecho estudios de enfermería. Pero, también se van imponiendo otros profesionales y tecnólogos muy capacitados en diferentes disciplinas y tecnologías.
La distancia es enorme y las Escuelas de Medicina deben enfrentar todo el desarrollo tecnológico, sin olvidar el objeto fundamental: el paciente y su relación con el médico.
Un analista de datos no es un médico, pero un médico debe tener suficientes conocimientos y prácticas para analizar datos médicos, cualificación que debe ser obtenida durante el proceso de estudios.
Se impone definitivamente la formación contínua de médicos. Ella no puede estar basada en cursos aislados, debe ofrecerse verdaderos programas con intensidades apropiadas tanto en lo teórico como en lo práctico y quizá es hora de estudiar con seriedad la recertificación periódica.
Por ello, los centros de atención de pacientes y las Escuelas de Medicina comienzan a tener entre su personal profesionales en áreas como la ingeniería y múltiples disciplinas, biomatemáticos, genetistas no médicos, tecnólogos especialistas y muchos otros, en diferentes áreas, con el fin de iniciar o mantener el manejo de pacientes bajo las modernas perspectivas de la medicina[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]