Durante la pandemia de COVID-19, se produjo un aumento espectacular a nivel mundial de los servicios que los profesionales prestan a las personas a través de Internet. El ámbito médico no es una excepción. La experiencia ha demostrado que las visitas médicas a distancia tienen muchas ventajas, especialmente para los pacientes de zonas remotas o grupos desfavorecidos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha elaborado unas directrices para introducir métodos de telemedicina, informa AZERTAC citando su página web.
La experiencia de los últimos dos o tres años ha demostrado que la telemedicina tiene un gran futuro, sobre todo cuando se trata de ayudar a personas que de otro modo no tendrían la oportunidad de recibir consultas de expertos certificados. La práctica de la telemedicina no es nueva: desde hace décadas, las luminarias de la cirugía a distancia han estado presentes “virtualmente” en las operaciones y los especialistas en determinados campos han participado en consultas celebradas en el otro extremo del mundo, ayudando a tomar decisiones únicas sobre el tratamiento de un paciente.
Pero es en el encierro donde hablar con un médico a través de un enlace de vídeo desde un teléfono o un ordenador se ha convertido en una importante ayuda en la lucha contra la pandemia de COVID-19: millones de personas de todo el mundo han podido recibir asesoramiento desde la comodidad de sus hogares. Además, en el caso de una serie de enfermedades, como la tuberculosis, por ejemplo, la telemedicina ha dado resultados tranquilizadores: los pacientes no sólo han recibido un asesoramiento profesional oportuno, sino que además tienen menos probabilidades de infectarse a sí mismos o infectar a otros mientras esperan en la sala de espera de un médico.
Con el fin de garantizar el uso sostenible de la telesalud tras la pandemia de COVID-19 y los complejos retos a los que se enfrenta la salud pública en todo el mundo, desde los conflictos armados y los brotes de enfermedades hasta el cambio climático, la OMS publicó nuevas directrices para ayudar a establecer políticas y desarrollar métodos para aplicar y promover la telesalud.
El nuevo documento complementa la Guía de Salud Digital de la OMS. En él se exponen las medidas prácticas que los países pueden adoptar para planificar, aplicar, mantener y presupuestar un programa de telemedicina, a fin de garantizar que los servicios sanitarios sean accesibles al mayor número de personas posible.
Un estudio realizado por la Oficina Regional de la OMS para Europa ha demostrado que la telemedicina tiene claros beneficios para los pacientes de la región: la tecnología desempeña un importante papel en la detección, el diagnóstico, la gestión y el tratamiento de enfermedades y la atención a largo plazo de una serie de afecciones crónicas. En un estudio sobre la telemedicina en Europa y Asia Central, los autores analizaron los datos de más de 20 mil estudios realizados en 53 países de la región, que abarcaban a más de 20 mil pacientes.
Según la OMS, el principal obstáculo para el desarrollo de la telemedicina sigue siendo el bajo nivel de conexión a Internet en zonas remotas, especialmente en los países en desarrollo. Además, algunos pacientes tienen una actitud negativa hacia la telemedicina y prefieren el contacto cara a cara con los profesionales sanitarios.
Pero la OMS cree que los beneficios que ofrece la telemedicina como complemento de los métodos tradicionales son indiscutibles. La organización anima a los gobiernos a desarrollar este tipo de servicios junto con otros servicios digitales, a formar al personal médico para que se comunique con los pacientes utilizando medios de comunicación modernos y a educar a la población sobre las nuevas posibilidades.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]
