El auge de la salud digital en América Latina
En América latina, a pesar de los importantes avances conseguidos en los diferentes países, más de un 10% de la población no tiene acceso a la atención médica. Teniendo en cuenta las peculiaridades de los Estados, existen desigualdades socioeconómicas y geográficas, empeoradas por un aumento en los costes de la atención médica, por la constante privatización del sector y el empobrecimiento de la red pública, que limita duramente la capacidad de los sistemas médicos para atender las necesidades de una población con una creciente carga de enfermedades crónicas, incluyendo las cardiovasculares, la diabetes y enfermedades respiratorias crónicas, todo ello debido a una transición demográfica como resultado del envejecimiento poblacional.
Tanto la Organización Panamericana de Salud (OPS) como el Banco Interamericano de Desarrollo denunciaron el empeoramiento de la situación debido a la crisis sanitaria y socioeconómica provocada por la Covid-19, la cual expuso las brechas en los sistemas de salud, la falta de recursos y de personal capacitado, llegando en algunos países a interrumpir las prestaciones de servicios esenciales para todas las especialidades. Frente a esto, durante los años de pandemia se impulsó el despliegue de herramientas de salud digital, es decir, la aplicación de tecnologías de información y comunicación (TIC) al contexto sanitario, para mejorar la eficiencia de la prestación de asistencia sanitaria. Se pudo observar la proliferación de distintos dispositivos portátiles, sensores, aplicaciones y tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial y cuidadores robóticos.
Oportunidades para el desarrollo
El auge de la salud digital evidenció que la convergencia de tecnología y atención sanitaria logra mejorar la accesibilidad a la atención médica, particularmente en áreas rurales y remotas, a través de soluciones de telemedicina que permiten a los pacientes recibir atención médica de calidad sin tener que desplazarse a clínicas y hospitales. Además, facilita una mayor calidad de los datos de salud y un consiguiente progreso de la investigación médica a través de la recopilación y el análisis de datos precisos y completos, que puede ayudar al personal de atención médica a tomar decisiones más informadas, ofreciendo incrementar la calidad de la atención médica en general. También resultó ser una herramienta poderosa para mejorar la prevención y el tratamiento de enfermedades crónicas a través de soluciones de monitoreo remoto y seguimiento. En el ámbito de la salud mental, uno de los sectores que ha sufrido más recortes y con más carga durante la pandemia, ha visto el desarrollo de chatbots, terapias en línea, así como de aplicaciones de autocuidado y autogestión que facilita la coordinación de la atención a través de historias clínicas electrónicas y el intercambio de información.
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